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Puedo leer tu mente…

¿Es cierto?

Tal y como señala el título, actualmente se puede leer la mente, o, por lo menos, los impulsos o señales que emite. ¿Cómo? Con las técnicas de la neurociencia. Y las disciplina que más está utilizando estas herramientas es el denominado Neuromarketing.

A modo introductorio se puede decir que el Neuromarketing representa un encuentro entre el conocimiento psicológico y médico, las nuevas tecnologías, y el marketing, para estudiar las reacciones del cerebro ante ciertos estímulos.

Como señala Zurawicki (2010), supone una forma de explorar el cerebro del usuario o consumidor.

Dicho de otro modo, es una manera de intentar “leer la mente” del consumidor, conocer sus deseos, que es lo que los motivas para hacer, a su parecer, la mejor toma de decisión a la hora comprar o consumir un producto o servicio, incluso antes de que él mismo lo descubra.

¿Cómo se lee la mente?

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Pues se puede utilizar de todo: Desde relojes de medición de actividad, hasta, siguiendo de nuevo a Surawicki (2010), utilizar el resultado de técnicas tales como el estudio de lesiones (“lesión studies”), la resonancia magnética funcional (“fMRI”), el electroencefalograma (“EEG”) o el reconocimiento de caras (“face Reading”), entre otros.

Lo Importante: la interpretación

Con esto, no basta con medir la tasa cardiaca cuando vemos un anuncio que nos gusta, o conocer la disposición de nuestro encefalograma cuando compramos un coche.

La medición de las constantes vitales nos dice que nuestra mente responde ante todos los estímulos que percibe.

Pero la interpretación de esta información es la clave para poder “leer” el pensamiento humano.

Un ejemplo

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La tasa cardiaca se altera cuando evaluamos una situación como novedosa. Esa novedad puede general miedo, o ansiedad (entre otras cosas). Y, consecuentemente, elevar el ritmo del corazón. Y ese dato se verá en el electrocardiograma.

Imagina que tenemos a un grupo de cinco personas. Con esto, les decimos que piensen en una situación novedosa, mientras les medimos la tasa cardiaca. En todo el grupo, la tasa se incrementa.

¿Qué nos dice esto? Que pensar en una novedad no ha generado indiferencia, sino una respuesta fisiológica

Entonces, ¿La novedad es buena? ¿Debemos hacer un anuncio novedoso?

La respuesta no es sencilla. De las cinco personas, tres pensaban en la novedad de encontrar trabajo. Las otras dos, la novedad de perderlo, después de diez años.

¿Cuándo la novedad es buena?

Depende del pasado, presente y futuro de la persona

Entonces, ¿De qué me sirve la medición de que la tasa cardiaca es alta?

Muy sencillo: Es la primera evidencia de que el pensar en algo novedoso genera una respuesta física. Y, si seguimos, paso a paso, estudiando esto, conseguiremos llegar a nuestro objetivo. Tomar decisiones sin obtener toda la información puede generar errores

¿Y el objetivo es…?

Conocer cuál será el comportamiento final.

 

 Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.

-Séneca-

 Autora: Mari Luz Riquelme, Licenciada en Psicología por la Universidad de Murcia con las especializaciones de Psicología Sanitaria (Nº Col. Mu2210), Neuromarketing, Recursos Humanos y Educación (Máster en Formación del Profesorado).

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