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Novela “Dejar de recordar no puedo”, entrevista a José Antonio Gurpegui

El Rector Honorífico de la Universidad Americana de Europa (UNADE), José Antonio Gurpegui (Navarra, 1958) ha visitado Grupo IOE. Hemos tenido la oportunidad de hacerle algunas preguntas sobre su recién publicada novela “Dejar de recordar no puedo”. Aquí os dejamos la entrevista completa.

-¿Qué te ha hecho lanzarte a escribir una novela?

-Mi vocación literaria la tengo desde que tenía, más o menos, uso de razón. Siempre he querido escribir. Y, de hecho, yo creo que empecé a estudiar literatura porque lo que quería yo era escribir.

No es la primera novela que escribo, es la primera novela que publico. Con anterioridad, he escrito otras dos novelas; pero, en cierta forma, no acababan de convencerme. Y, en esta, por primera vez, sí que he escrito la novela que yo quería.

Entonces, no se puede decir tanto que sea que me he lanzado a escribir una novela, como el hecho de que, por fin, he publicado una novela. Yo diría que qué me ha lanzado a publicar una novela y la respuesta, en ese caso, sería que, con esta, sí me he encontrado a gusto. Sí he dicho, ya, no solo lo que quería decir, sino cómo lo quería decir.

– ¿Cómo surge la idea de “Dejar de recordar no puedo” y en qué te basaste para escribirlo?

-La novela “Dejar de recordar no puedo” surge hace diez años. Incluso, en origen, se iba a titular “Turbulento verano 07” porque la estructura iba a ser distinta. Iba a ser durante un verano la relación entre esos dos personajes (entre Joaquín e Isabel) en la que él iba a ser su director de tesis -como ocurre en la novela- y, durante ese verano, la relación que mantienen con emails. Iba a ser una una novela epistolar, pero, no de cartas al estilo tradicional, sino que iba a ser más una novela epistolar con emails y, así, incluso, empezó a desarrollarse…

Lo que ocurre que, después, vi que no funcionaba muy bien tanto email. Sí que aparecen algunos en la novela y lo que yo quería expresar en esta novela que todo mundo ve como una novela universitaria, como una “campus novel” -que se llama- y, bueno, no puedo negar que es una “campus novel”; pero, realmente, yo lo que quería expresar era, un poco, la crisis existencial que le acontece a un hombre que es profesor universitario (pero lo de que fuera profesor universitario es aleatorio).

Pero, fundamentalmente, lo que quería expresar era la crisis existencial que acontece a un personaje, a un hombre ya maduro que, de repente, pues ocurre en su vida algo que altera lo que era su rutina y cómo reacciona ante ello.

Y también tenía muy claro que me interesa mucho la intertextualidad, el establecer un diálogo con otros autores, en este caso, con Hemingway. Y, entonces, pues tenía muy claro que la tesis que iba a dirigir Joaquín a Isabel iba a ser sobre Hemingway y que las dos novelas iban a correr de forma paralela, en cierta forma.

Jake, que es el personaje de “Fiesta” (o de “The Sun Also Rises”, 1926) de Hemingway, tiene esa herida física de la guerra que le hace ser impotente, con lo cual, no puede mantener relaciones sexuales con Brett; y, en este caso, Joaquín pues tiene esa herida psicológica de aquel primer amor que tuvo que le dejó, que, en cierta forma, le traumatizó y que tiene esa imposibilidad también de compromiso con Isabel.

– ¿Has tenido algún autor de referencia a la hora de escribir esta novela?

– Hemingway es, desde luego, el referente que tengo y con quien quiero establecer esa especie de diálogo. También con Joyce, en cierta forma: ese viaje que Joaquín va haciendo desde que han roto la relación hasta su casa… Quiero emular, en lo que puedo, a Joyce con su “Ulises” (1922): ese Leopold Bloom que, volviendo a su casa -que es un poco pues lo que hace Joaquín-… Todo ocurre en su cabeza, pero, físicamente, sí que va desde la universidad hasta su casa en el día de su cumpleaños.

– ¿Está basada la historia en algún caso real que conozcas?

– Ni está basada en un caso real que me haya ocurrido a mí, ni está basada en ningún caso real que conozca, pero me imagino que es algo que… ¡pues bueno! pues me acompañará siempre en la novela, ¿no? Si me ha ocurrido a mí… No, no me ha ocurrido a mí ni yo soy Joaquín tampoco.

Hay una anécdota. El nombre del personaje “Joaquín Ayuso” es de un amigo mío que se llama Joaquín Ayuso. Que siempre me dice que vivo muy bien. Me dice: “¡Qué bien vives! ¡qué bien vives! ¡yo quisiera ser como tú! ¡yo quisiera ser como tú!” y, entonces, digo: “bueno, pues le voy a poner Joaquín Ayuso a ese personaje”. Y, bueno, cuando iba escribiendo la novela, pues siempre era Joaquín Ayuso; y, en un momento determinado, me hizo falta saber su segundo apellido. Y, entonces, me dijo su segundo apellido -que no lo voy a decir para que no se identifique tanto-; que, incluso, al principio, lo puse…

El personaje se llamaba Joaquín Ayuso y su segundo apellido, pero, después, me pidió, me dijo: “oye, quítame el segundo apellido que no sea demasiado descarado,”. Casualmente, su segundo apellido empezaba por “g”, que son mis iniciales, también. Le cambié el apellido y seguí iniciando su apellido por “g”, pero ha sido una total casualidad… O sea, no están pensadas las iniciales, absolutamente, para nada sino que, además, le pregunté el segundo apellido cuando ya llevaba la novela bastante avanzada en un momento que me hace falta su segundo apellido, dije: “¡anda! ¿cómo se apellida de segundo apellido?” y son casualidades. O sea, es total casualidad que el personaje tenga las mismas iniciales que tengo yo.

– La historia amor que se relata en la novela comienza con unos correos electrónicos, ¿crees que una persona puede llegar a enamorarse por internet?

– Yo por correos electrónicos no acabo de verlo. Pero, lo que sí es cierto que, en redes sociales, sí que han comenzado historias de amor. Desde luego, en chats, por ejemplo, en los chats sí que hay historias de amor y yo, pues, conozco alguna otra pareja que se han conocido en chats.

Recuerdo que había uno, en los orígenes de los chats -recuerdo en el año 1994-, cuando estaba yo en Hardvard, que sí que conocí a una pareja que se había conocido en el chat “Hispano”: dos españoles que vivían en Estados Unidos. Cada uno estaba en una universidad y se conocieron por un IRC Hispano -se llamaba entonces- y sí que se conocieron y, de hecho, están casados, y, ahora, hace ya mucho que no sé nada de ellos, pero creo que seguirán casados.

Entonces, yo no sé si por correo electrónico se puede; de todas formas, ahora con Skype y todas estas cosas, los correos electrónicos se quedan un poco obsoletos, pero, si la respuesta es cómo las redes sociales o las nuevas tecnologías sirven para iniciar una relación de pareja o una historia de amor, desde luego que sí, indudablemente y estoy seguro de que hay miles de esas parejas que se han iniciado en un chat o en una red social.

– ¿Consideras que una historia como la de su libro podría repetirse en una universidad online como es UNADE, la Universidad Americana de Europa?

– Si se puede… me imagino que sí. Me imagino que el amor, o en este caso la pasión -porque yo hablaría más de pasión que de amor-, se puede iniciar en cualquier sitio, en sitios más insospechados que se pueda iniciar; y, de hecho, si nosotros preguntamos a gente joven cómo han iniciado, o dónde han iniciado, algún tipo de relación amorosa, me imagino que habrá de todo tipo.

No me cabe ninguna duda de que se puede generar en UNADE, me imagino que, en los foros que tienen los estudiantes, pues alguien conoce a otra persona y le dice: “pásame los apuntes”, “me los pasas”, “te los paso”, empiezan una relación y ¿por qué no?. Indudablemente puede comenzar, no solo en UNADE, sino en cualquier otro contexto.

– ¿Qué crees que puede llevar a Joaquín a ser infiel a su pareja?

– Puede ser infiel por muchas cosas, puede ser infiel por la monotonía, puede ser infiel por las circunstancias que lo llevan, por su propia perversidad, por su propio espíritu…, pero, efectivamente, tengo que pensar, que, aunque lo he tenido siempre muy claro, no me había visto en el punto de verbalizarlo como tengo que verbalizarlo ahora, porque la respuesta es compleja.

Yo creo que Joaquín es infiel por muchas razones o, en algún caso, por una razón muy sencilla: por esa extraordinaria belleza que tiene Isabel. Entonces, un hombre que está ahí ya totalmente desencantado y desilusionado de la vida y pues que se le ofrezca lo que puede parecer, a primera vista, o lo que, dentro de esa visión masculina y machista que tenemos los hombres que, en cuanto vemos a una mujer hermosa, parece como que ¿quién dice que no? ¿no? y no paramos a pensar en las consecuencias que todo ello puede tener en un momento determinado de nuestras vidas, pues, tal vez sea por eso.

Pero, me imagino, que su propia apatía es lo que le lleva a Joaquín a ser infiel, pero sí que voy a tener que pensar un poco más en esto, quizás tenga que rehacer la novela, ¿no? ¿por qué es Joaquín infiel?

– Entre los protagonistas de tu historia hay una gran diferencia de edad, ¿crees que es difícil llevar una relación cuando hay tantos años de por medio?

– Es complejo ofrecer una respuesta taxativa, me imagino, que dependerá de las parejas y del momento. Yo creo que cualquier relación de pareja es difícil, indistintamente de los años que una persona lleve con otra, lleve de diferencia, o la diferencia de edad de una persona y otra.

En algún momento, sí que puede resultar difícil. Las demandas que puede tener una chica joven, en torno a los 30 años, entre los 30 y 35 años, que puede ser Isabel, pues, obviamente, no son las mismas que las demandas de un señor que ha cumplido 55 años que quiere llevar una vida mucho más tranquila, mucho más sosegada, que la vida de una chica joven que lo que quiere es vivir, salir, bailar, viajar y la otra persona ya ha pasado por todo eso.

Entonces, sí, puede ser difícil pero todo depende de lo que cada uno ande buscando en esa relación.

– La novela queda con un final abierto, ¿habrá una segunda parte en la que escribas el final?

– Sí que tengo otra novela en mente en la que sí que ofreceré lo que es mi final, pero ese será mi final, es decir, y eso sí que me lo ha dicho bastante gente: “¿pero qué va a pasar con ellos?”, o sea, “¿qué es lo que ocurre con ellos al día siguiente? ¿volverán o no volverán?” y lo dejo al lector: es el lector quien tiene, según su propia experiencia, que decidir si vuelven o no vuelven.

Yo, creo, tengo intención de dar mi visión de si vuelven o no vuelven en la próxima novela que tengo en mente. Pero, todavía, no tengo muy claro si van a volver o no van a volver. Quiero decir que, y soy totalmente sincero, no sé lo que va a ocurrir, es como en el “Ulises” de Joyce: ¿qué ocurre el 17 de junio?; pues, cada uno decide lo que sucede el 17 de junio. Probablemente, todo seguirá igual con Leopold Bloom, pues seguirá haciendo exactamente lo mismo que ahora. Este sí que es un poco más complejo porque aquí sí que ha habido un conflicto que en el “Ulises” de Joyce no acontece.

Entonces, es que he dejado que cada lector decida qué es lo que va a ocurrir con ellos, si van a volver o no van a volver, y yo no lo tengo muy claro. Intentaré aclararlo en la próxima novela que escriba.

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